Memo Caviglia -Presidente de la Asociación de Fileteadores– fileteó una de las paredes exteriores del bar con motivos alusivos a su centenario. También dio una clase abierta y luego una charla sobre el origen del filete porteño, su historia y los espacios en los que vive. Se proyectó el video presentado ante la UNESCO para que el filete porteño sea declarado “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”. Se hizo, además, una muestra de obras y objetos fileteados por alumnos y ex alumnos de Memo: Graciela Páez, Diego Prenollio, Analía Ibarra, Alberto Maidana, Olga García, Sonia Botta, Eduardo Battolla, Marcelo Gómez, Elizabeth Pegaitaz, Norberto Bódega, Gabriela Brunetti y Victoria Guevara.
Memo habla como si hubiera pasado toda una vida, pero desde sus primeros trazos a mano alzada apenas cruzó las dos décadas: “Mi viejo laburaba en una empresa de transporte; mandaban los camiones a filetear a Mataderos con Manolo Fleitas. Cuando yo tenía 18 años, me consiguió trabajo con él: Manolo fue mi primer maestro y mi primer contacto con el filete”, recuerda Memo. Corrían los años 90 y la suerte del filete porteño no era generosa: vivía su momento de olvido y abandono. Los grandes Maestros –Fleitas, León Untroib, Ricardo Gómez, Miguel Grasso, Carlos Carboni y Enrique Arce, todos fileteadores de carros, camiones y colectivos- ya estaban grandes y no había continuadores a la vista: “Por eso me dediqué a lo más tradicional del filete, porque era lo que se estaba perdiendo”.
Durante mucho tiempo fue el fileteador más joven de Buenos Aires, pero algunos espacios en común lo hicieron cruzar con otros que iban por el mismo camino, como Alfredo Genovese y José Espinosa. En 1997 lo invitaron a armar una muestra individual en el Centro Cultural Recoleta, pero él convocó a sus dos colegas y la convirtió en una conjunta: “Tuvo muchísima repercusión…ahí nació algo”. Las experiencias en grupo comenzaron a multiplicarse y en 2011 llegó la definitiva: durante un viaje a Córdoba para una muestra con 12 fileteadores jóvenes, surgió “entre vino y vino, de manera desdibujada” la idea de armar la Asociación, que hoy cuenta con más de 150 socios adherentes. La iniciativa se consolidó con el Primer Encuentro de Fileteadores (charlas debate, clínicas, mesas de trabajo, proyecciones, muestras), que celebrará su cuarta edición en víspera al Día del Fileteador Porteño, el 14 de septiembre (más información en www.fileteadores.com).
Memo desmiente el origen italiano del filete, aunque sí reconoce las influencias de los carros siciliano, inglés, francés y español: “El hecho de decorar un vehículo es universal: casi todas las culturas lo tienen o lo tuvieron en algún momento”. Sus 25 años de oficio no sólo lo han posicionado como uno de los grandes referentes del filete porteño sino también como un promotor de su valor e identidad: lo define como “expresión de la porteñidad”, asociación inmediata con Buenos Aires y, por continuidad, con el tango. Celebra la mirada estética y entrenada de los camioneros y carreros, defiende la impronta original del filete como arte por encargo y acompaña toda evolución que sea respetuosa de sus bases.
Memo se propuso recuperar al filete porteño, evitarle el olvido de la Historia escrita con punto final. Tanto cariño y convicción han superado sus objetivos iniciales: además de ser practicado por hombres, mujeres, jóvenes y niños, además de ser un arte que representa a la Argentina en el mundo y además de ser una expresión genuina del arte popular, el filete es hoy un espejo de las Buenos Aires pasadas y aquellas que están por venir. Aquellos que se encuentren en el reflejo serán, acaso, los porteños legítimos.